Crítica de Vía Muerta a cargo de Fernando Muñoz Jaen
Las deportaciones masivas, dejar a la deriva a miles de seres humanos, la miseria, el hambre. Quitar todo atisbo de esperanza, ilusiones y sueños a personas que únicamente quieren huir de una guerra, de genocidios alimentados por y para el capital, personas que se separan de sus familiares con la esperanza de algún día volverse a encontrar. El pilar fundamental de las políticas migratorias de la Unión Europea parecen en muchos casos alejarse de los seres humanos, ver el mundo desde una atalaya y vislumbrar el horizonte en toneladas de petróleo o flujos económicos, donde la vida de un ciudadano europeo vale más que la de otro cualquier ser humano. En cualquier caso, si esto último les aleja de la obra que les vamos a contar a continuación, tengan en cuenta que como ya decía Bertold Brech "Ahora vienen por mi, pero ya es demasiado tarde".
No les diremos si pudimos salir o no, si se rompieron los muros, si el guarda volvió a casa o si el médico pudo conocer a su nieta. Les pedimos que reflexionen, que se animen a ver propuestas necesarias como esta y que empaticen y sean capaces de ponerse en la piel del otro, como lo hicimos nosotros, que pongan su granito de arena y al menos entre todos tratemos a todo el mundo como lo que somos, seres humanos, porque ninguna persona es ilegal.